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Con la llegada de los españoles a nuestro continente, una de las excusas para la colonización del nuevo mundo fue extender la fe cristiana a estas tierras. Esto llevó a los religiosos franciscanos y dominicos a internarse en esta zona, dando una confrontación e integración ideológica y cultural de sociedades radicalmente distintas. El carácter de estas misiones era de tipo expansionista usando la evangelización. |
Con esta formula, heredada de la colonia, en la que la ideología religiosa constituía la excusa perfecta para la intervención y ocupación territorial; se llevó a cabo la conquista y explotación de los recursos de la selva. Se inició así una progresiva ocupación territorial en la que tuvieron un especial papel histórico los centros poblados de Comas, Concepción, Andamarca y el Convento de Santa Rosa de Ocopa, del cual partían las expediciones. |
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Según los historiadores, el punto de partida a la cronología de estos hechos, es en 1635; cuando los Asháninkas comenzaron a ser evangelizados por dominicos y franciscanos, quienes representaron a los conquistadores españoles en esta zona.
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Los franciscanos fundaron las misiones de San Juan Buenaventura de Quimiri, cerca de la actual La Merced y la del Cerro de la Sal, en la actual Villa Rica, misión que tenía como objetivo controlar, las conocidas ahora con el nombre de Minas de Sal del Inca Juan, que es una eflorescencia de un manto que se extiende por muchos kilómetros y es llamada sal negra. De esta manera, podían tener bajo su dominio el intercambio de bienes entre las étnias de la selva central y así ejercer su poder sobre éstas.
En 1640, los franciscanos tenían siete centros en la zona, que fueron destruídos por una rebelión provocada por la llegada de mineros españoles a la zona. Rebelión dirigida por el cacique Zampati. Algunos cronistas franciscanos citan esta rebelión en 1637.
Regresaron poco tiempo después para seguir con su evangelización, teniendo en 1667, 38 misiones con una población de alrededor 8500 personas, en su mayoría nativos.
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Su llegada a nuestra provincia fue en 1673.
El 11 de mayo de 1673 el padre Fraile Manuel Biedna sale de Comas acompañado de dos religiosos y algunos indígenas, sigue por Andamarca hasta Mazamari y llega al valle de Pangoa donde funda la primera misión con el nombre de Santa Cruz. No se sabe el lugar exacto de esta fundación. |
En 1674 (04 de Setiembre, según algunas fuentes) se suscita el levantamiento nativo dirigido por el cacique Mangoré, jefe Asháninka instigado al parecer por los Piros, quienes temían la interferencia de los franciscanos en el intercambio de sal entre ellos. Lograron expulsar a los misioneros. Pero el retiro sólo es temporal, pasado un tiempo vuelven a instalarse en Santa Cruz y a fundar otras misiones. Habiendo constantemente enfrentaciones con los nativos.
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En 1709 hubo un nuevo intento de evangelización dirigido por el Padre Francisco de San Joseph quien logró grandes avances en sus objetivos.
En 1724 se produce una rebelión dirigida por Fernando Torote. |
En octubre del año 1725, el Padre Francisco José funda el convento de Santa Rosa de Ocopa, así la evangelización cobra un mayor impulso. El mismo padre se internó por los valles de Caanchamayo, Pozuzo, Paucartambo, Perené y Pangoa fundando así numerosos pueblos.
Entre los años 1727 y 1730 (varían un poco según la fuente), los Misioneros Franciscanos descubren el Gran Pajonal.
El 17 de marzo de 1737 el curaca Ignacio Toroté -hijo de Fernando Torote- se levanta en armas arrasando las misiones, principalmente la de Santa Cruz.
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Durante los años de 1742 a 1752 (1755 según otras fuentes) surge el levantamiento de Juan Santos Atahualpa que arrasa con todas las misiones de la selva, incluida la de Pangoa que había sido recientemente restablecida. La rebelión hostiliza e impide el avance de las misiones. Liberó a casi toda la Amazonía porque los nativos de todas partes se unieron a su causa. No quedó ningún vestigio español. |
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No existen muchos datos biográficos fidedignos sobre quién fue exactamente Juan Santos Atahualpa. Lo cierto es que apareció en la región de la selva central donde se convirtió en el líder de un gran levantamiento indígena multiétnico, ya que además de los Asháninka, participaron también los Yanesha, Piro, Shipibo, Conibo e indígenas de origen andino. Una vez derrotados los españoles y expulsados los misioneros, Juan Santos Atahualpa desapareció misteriosamente en medio de la selva, en la zona del "Gran Pajonal"... de donde los Asháninkas dicen que regresará un día...
Hasta el dia de hoy el levantamiento de Juan Santos Atahualpa ha marcado para siempre la historia y tradición del pueblo Asháninka. Pues no sólo se trató de un liberador de los nativos frente al explotador español, sino por su carácter mesiánico. Existe entre los Asháninka una creencia que les permitió interpretar la aparición de Juan Santos Atahualpa como la llegada de "Itomi Pavá" o el "Hijo del Sol". Según esta creencia, este personaje restablecería el orden alterado, y los Asháninka recuperarían los bienes que han perdido en manos de los españoles y gente foránea, incluyendo en este grupo a los misioneros.
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La rebelión de Juan Santos Atahualpa Apu Inca Huayna Cápac se desarrolló en la selva central (Gran Pajonal), entre los departamentos de Huanuco, Junín, Pasco y Ayacucho. Fue una de las más importantes del siglo XVIII, no sólo por su larga duración (1742-1752), sino también por su propuesta mesiánica y sus éxitos militares.
El Gran Pajonal fue un centro de misioneros franciscanos dedicados a evangelizar a las etnias selváticas, así como también de algunos buscadores de oro. En esta región y durante esa época se descubrieron grandes depósitos de sal, que fueron rápidamente explotados por los españoles, utilizando la fuerza de trabajo de la zona, con los conocidos maltratos de la mita colonial. También hay referencias de maltratos por parte de los misioneros franciscanos y sus rígidas reglas, que además no hacían nada contra los abusos de los empresarios de la sal. Otro factor de descontento fueron las enfermedades que traían y que diezmaban a la población aborigen.
Hacia mediados del siglo XVIII los franciscanos habían logrado establecer unas 32 misiones de trescientos habitantes cada una: en total unas nueve mil personas. La movilización de personas de diferentes orígenes se intensificó, ya que los misioneros y terratenientes llevaban consigo sirvientes y trabajadores serranos, negros y mestizos.
Por ello es que la llegada de Juan Santos Atahualpa con su mensaje anticolonial, fue muy bien recibida y logró organizar en poco tiempo un contingente de casi dos mil personas. La proclama de Juan Santos, quien aseguraba ser descendiente de los incas, era la expulsión de los españoles del Perú y sus esclavos negros, dejando a los indios, mestizos y criollos en el territorio, a la vez que proponía el retorno al imperio de los Incas, pero sin eliminar algunos rasgos culturales como el cristianismo. Otro rasgo heterodoxo de su proclama es que la coronación del nuevo Inca no sería en el Cusco, centro de poder del antiguo imperio, sino en Lima, la sede política colonial. Rápidamente resaltó como un líder salvador mítico, reorganizador del mundo y milenarista en su propuesta de cambio.
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Finalmente, las misiones retornan nuevamente alrededor del año 1814.
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