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Entre los primeros pobladores encontramos diversas comunidades de nativos como
Asháninkas, Amuishas, Piros, Nomatsiguengas, Simirinches, Amewakas, Cakintis, etc. que nos han dejado su legado a través de los muchos petroglifos que se encuentran dispersados por toda la provincia, de los que se creen, tienen una antiguedad de 1500 años. Desgraciadamente no existen estudios científicos que confirmen esta información. |
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También existen restos de cerámicas, hachas de piedra y de oro, así como construcciones pétreas que nos indican la presencia Inca en estos territorios, confirmando las versiones populares de que los Incas intentaron conquistar la selva satipeña, pero se enfrentaron a la decidida determinación de los nativos Ashaninkas de no permitir la invasión de sus territorios.
Este rico territorio no es otro que el conocido como Gran Pajonal, que es una meseta inter fluvial ubicada en el territorio común de los departamentos de Ucayali, Pasco y Junín. Sus límites naturales son los ríos Pichis y Pachitea por el norte, el Ucayali por el Este, el Perené y el Tambo por el Sur; y la cordillera de los Andes por el Oeste. Es accidentado y tiene de 800 a 2000 metros de altitud, fuerte nubosidad y bosques bajos de muy alta biodiversidad. Es el territorio histórico de los Asháninka.
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Justamente los Asháninkas constituyen el grupo indígena más importante de la Amazonía peruana, de acuerdo a la información en el censo de 1993 (aún no publican estos resultados del Censo 2005); 52,461 personas que representan 21,89% del total de la población censada. En los registros censales, se estima sin embargo una importante omisión de la población localizada en las cuencas de los ríos Ene y Tambo, cuya área no pudo ser adecuadamente censada por la violencia política imperante en ese año.
El pueblo Asháninka habita en la selva central peruana, región amazónica que se eleva hasta los pliegues de la cordillera de los Andes. Aquí los ríos descienden en pequeños hilos hasta convertirse en portentosos caudales que llevan a la selva el humus de las tierras altas.
Durante siglos toda la región fue habitada principalmente por los Asháninka y por otras comunidades como los Yaneshas con quienes compartieron un vasto territorio fértil para la agricultura y abundante en especies animales. Apenas a principios de 1900, la llegada de una colonización cada vez más agresiva fue haciendo que los Asháninka entraran en relación permanente con los colonos y así también con sus tecnologías, símbolos y creencias. Grupos religiosos y comerciales fueron los primeros en asentarse definitivamente en la región. Buena parte de la población abrazó la religión adventista y bajo esa creencia dejaron de lado las tradiciones que antes marcaron sus relaciones sociales y su vida cotidiana.
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Esta época estaba marcada por los duros enfrentamientos de los cuales los nativos
salían siempre victoriosos debido a que
ellos conocían mejor la selva que los Incas.
Sin
embargo los aguerridos nativos serían
conquistados posteriormente con un arma que se aseveró mucho
más eficaz: la Religión. |
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